Sorry, you need to enable JavaScript to visit this website.
Pasar al contenido principal

Aumentar las asignaciones para el agua y el saneamiento requiere algo más que un simple aumento del espacio fiscal

Neil Cole, Executive Secretary, CABRI and Joana Bento, Program Manager, Building PFM Capability, CABRI
06 Feb 2020

Si bien los expertos del sector conocen bien los beneficios que se derivan de las inversiones en agua y saneamiento, los funcionarios de finanzas se enfrentan a las realidades que suponen las prioridades contrapuestas y los presupuestos limitados de los gobiernos. Y aunque en la Agenda para el Desarrollo Sostenible se reafirma el compromiso con el agua potable y el saneamiento gestionado de forma segura, asegurar que esto se cumpla supone un enorme reto para muchos gobiernos. Por lo tanto, una mayor inversión en el sector del agua, el saneamiento y la higiene exigirá aumentar el espacio fiscal y encontrar formas innovadoras para financiar el sector.

En el caso de la mayoría de los países africanos, el aumento de la presión fiscal puede provenir de varias fuentes, como los cambios en el entorno económico que dan lugar a un incremento de los ingresos, el aumento de la eficiencia del gasto público o incluso las inversiones del sector privado. Sin embargo, el aumento del espacio fiscal no conduce automáticamente a un aumento de la financiación de un sector, aunque cuando se considera como una prioridad. Todavía sigue siendo necesario presentar argumentos económicos en favor de la inversión en WASH.

Existe la opinión generalizada de que ya se han presentado suficientes argumentos económicos para financiar el sector de WASH, aunque esto no se refleje en las inversiones públicas. Esto puede deberse a una falta de asequibilidad o a otras razones relacionadas con la forma en que se planifican, presupuestan y ejecutan esas inversiones.  

Las pruebas extraídas de los exámenes del gasto público muestran que los gastos del capital ocupan un papel preponderante dentro de los gastos generales, ya que a menudo representan más del 80% del presupuesto. Por ejemplo, en los planes de gastos propuestos para la construcción de una planta de reticulación de agua puede figurar la financiación de capital, pero no se incluyen los gastos de mantenimiento ni otros gastos recurrentes asociados. Sin embargo, el hecho de no contabilizar y presupuestar los costos operacionales asociados a los proyectos de capital puede dar lugar a que las inversiones se hagan insostenibles.

Además de la necesidad de mejorar la coordinación de los gastos de capital y los gastos ordinarios, el sector también sufre varios problemas comunes que están presentes en otros sectores. Esto incluye:

  • Una capacidad escasa para aplicar políticas cuando las funciones que gestionan los fondos se llevan a cabo en un nivel descentralizado de gobierno. Estos retos son especialmente importantes en los casos en que el gobierno nacional y el local detentan funciones concurrentes que no siempre están claramente articuladas y que no se comprenden bien. Los gobiernos que han establecido sistemas descentralizados deberían hacer más hincapié en la coordinación de las diversas responsabilidades, incluida la movilización de los ingresos procedentes de los recargos e impuestos, y garantizar que se realicen consultas periódicas con múltiples agentes;
  • Una falta de capacidad de absorción de los agentes que prestan los servicios, relacionada a menudo con la escasa capacidad para ejecutar los gastos destinados al desarrollo. Se considera que la capacidad de absorción es un criterio de rendimiento fácil de observar y una razón para no aumentar la financiación de los programas existentes o financiar nuevos proyectos; sin embargo, la escasa capacidad de absorción es una consecuencia de las deficiencias subyacentes en la capacidad en general, y los gobiernos deben determinar claramente en qué consisten esas deficiencias, ya sea como resultado de las carencias de conocimientos técnicos en los procesos de adquisición o de la gestión y supervisión de contratos, el cálculo de costos, etc.;
  • No hay una estrategia de financiación clara que establezca la manera en que deben cubrirse los costos y cuáles son sus fuentes. El sector WASH tiene varias oportunidades de encontrar vías alternativas a las formas más tradicionales de adquisición, como las asociaciones entre el sector público y el privado, que pueden ir desde inversiones relativamente pequeñas hasta otras mucho mayores.
  • La falta de coordinación dentro de los sectores de WASH es otro desafío importante. Menos del 20% de los países africanos atribuyen las responsabilidades en materia de agua y saneamiento a un mismo ministerio; ejemplos de ello son Ghana, Mozambique, Zambia, Uganda y, hasta hace poco, Madagascar. El hecho de tener el agua y el saneamiento bajo un solo ministerio puede ayudar a priorizar el sector WASH; sin embargo, algunos países con una estructura más fragmentada han sido eficaces en la mejora de las inversiones en el agua y el saneamiento mediante el establecimiento de mecanismos de coordinación eficientes. La coordinación y la claridad de las funciones y responsabilidades son vitales, independientemente de la elección de la estructura institucional.
  • Insuficiente atención al rendimiento (es decir, vinculación de los gastos con los productos/resultados), en parte debido a que los ministerios de finanzas tienen un marco conceptual diferente para el rendimiento que el de los ministerios sectoriales. Por ejemplo, los ministerios de finanzas se preocupan por la disciplina fiscal y la eficiencia en la asignación de recursos en todos los sectores, mientras que el sector de WASH se centra en el aumento de la financiación para satisfacer las necesidades operacionales. Es preciso considerar ambas perspectivas.

Abordar estos desafíos contribuirá a mejorar la ejecución de los programas y las asignaciones presupuestarias existentes y también reforzará los argumentos a favor de una mayor inversión en el sector de WASH cuando se haga realidad el espacio fiscal.